🤝 1. Escucha activa
Presta atención con todos tus sentidos. Mira a los ojos, asiente con la cabeza, evita interrumpir y valida lo que la persona siente. A veces, ser escuchado ya es una forma de sanar.
💬 2. Lenguaje claro y sencillo
Evita tecnicismos innecesarios. Explica con palabras simples, adaptadas al nivel de comprensión del paciente. Una buena comunicación debe ser accesible para todos.
💗 3. Validación emocional
Frases como “entiendo cómo te sientes” o “es normal sentirse así” ayudan a crear un vínculo de confianza. No ignores las emociones; acompáñalas.
📏 4. Comunicación no verbal consciente
Tu tono de voz, postura corporal y expresiones faciales dicen mucho. Mantén una actitud abierta, serena y cercana. A veces, una mirada vale más que mil palabras.
⏳ 5. Tiempo de calidad (aunque sea poco)
Incluso en ambientes hospitalarios donde el tiempo es limitado, dar unos segundos de atención real al paciente puede marcar la diferencia.
✍️ 6. Técnicas de reformulación
📄 7. Apoyo visual o escrito
Cuando el paciente recibe muchas instrucciones, es útil escribirle los pasos o indicaciones. También puedes usar dibujos o esquemas sencillos.
🎭 8. Role-playing y práctica con compañeros
Una excelente técnica formativa es ensayar conversaciones difíciles entre colegas. Te ayudará a desarrollar respuestas empáticas y gestionar mejor tus emociones.
🧠 9. Inteligencia emocional
Conócete a ti mismo. Reconoce tus emociones y trabaja en tu autocontrol. Un profesional emocionalmente equilibrado es más empático y eficaz en su comunicación.
📚 10. Recursos digitales y materiales educativos
Apóyate en infografías, videos educativos y podcasts sobre comunicación en salud. Puedes crear tus propios materiales o compartir los que te resulten útiles con tus pacientes.
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